De ser el caso, señaló que se les buscará a los docentes plazas las distintas ugeles, en el ámbito regional y nacional, para poder nombrarlos. Asimismo, aquellos que aprueben con el puntaje mínimo requerido pasarán a una etapa excepcional.
Vale precisar que el proceso de nombramiento docente consta de dos etapas: nacional y descentralizada. En la primera, que se tata de la prueba nacional, se evalúan habilidades generales y conocimiento pedagógico. En tanto, en la segunda etapa se califica la competencia pedagógica y la trayectoria profesional del maestro. Esta última se encuentra a cargo de comités evaluadores.
El puntaje mínimo requerido para aprobar el examen nacional es de 110, mientras que en la fase descentralizada se necesitan al menos 30 puntos. Es decir, con un total de 140 se puede alcanzar el nombramiento en las plazas vacantes que existen.
En anteriores procesos, pese a aprobar estas dos etapas, muchos profesores no lograban ser nombrados al ya haberse ocupado la plaza de la UGEL a la que postuló. Cuando esto ocurría, automáticamente los docentes pasaban a un cuadro de mérito para entrar al proceso de contratación docente.
Más cambios en el proceso
Este no es el único cambio anunciado por el Minedu para el proceso de nombramiento docente. A mitad de año se dispuso que el examen de la etapa nacional ya no cuente con las áreas de razonamiento verbal ni matemático (15 preguntas cada una). Ambas han sido remplazadas por ‘habilidades generales’ (25 preguntas), la cual no tendrá un puntaje mínimo, como sucedía hasta el año pasado.
Además, en el área de conocimiento pedagógico se ha reducido el puntaje máximo de las entrevistas y se ha elevado el destinado a la experiencia profesional.
Reacciones a esta medida
Patricia Andrade, ex viceministra de Gestión Pedagógica, indicó que esta medida, sumada a los cambios efectuados en los criterios de evaluación, podría conllevar a una reducción de la calidad educativa.
“Menos requisitos en razonamiento y comprensión lectora, y ahora esto. Parece que se quiere reducir la valla para nombrar a la mayor cantidad de docentes”, dijo.
En tanto, cuestionó que se quiera posicionar “como sea” a un maestro en un cargo para el cual probablemente no esté preparado.
“Un docente postula a determinada plaza en función de sus habilidades. Si esta ya fue ocupada no se trata de reubicarlo en cualquier lugar. Cada plaza tiene sus propios requisitos”, señaló.
El exministro de Educación y fundador de Pirka Consultoría Daniel Alfaro señaló que este cambio de reglas afecta la meritocracia y otorga muy poca credibilidad a los que son responsables de la política educativa en el país, es decir, al Minedu.
“El principio de la meritocracia es el estudiante. Se debe buscar un incentivo para que el profesor pueda mejorar sus habilidades en favor del alumno. No es la mejor manera para revalorizar la carrera pública magisterial”, sostuvo.
Por su parte, Flavio Figallo exviceministro de Gestión Pedagógica y docente principal del departamento de Ciencias Sociales de la PUCP, resaltó que ya que en la evaluación del 2019 se alcanzó a nombrar al 18% de postulantes, sería sorprendente que en esta ocasión el porcentaje fuese mayor, considerando la poca capacitación brindada en estos últimos años.
“Se han disminuido las exigencias de la prueba, ya no hay puntaje mínimo para razonamiento verbal y matemático, es decir, pasarán también los que jalen estas áreas. Nombrar a un buen docente beneficia a muchas generaciones de estudiantes. Pero nombrar a un docente poco competente castiga a muchas otras”, expresó.
Filtración de la prueba
Sobre la distribución de la prueba, Andrade mostró su preocupación, ya que este año recaerá directamente en el Minedu, y ya no en el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), como se venía dando desde hace años.
“Esto se presta a riesgos de filtración, posteriores denuncias y que luego se proceda a anular el examen, tal como ocurrió el año pasado”, advirtió. Aquella vez los resultados circularon en Internet el mismo día de la prueba.